En el artículo anterior, hablábamos de la importancia del logotipo para la marca, pero veamos ahora las situaciones que pueden llevar a que el logotipo de una empresa no transmita la energía, los valores, los colores, las formas y, en general, todo el ecosistema de elementos que la caracterizan, con el consiguiente deterioro de la percepción de los valores positivos y la introducción de elementos de negatividad hacia la marca por parte del consumidor.
Este tipo de situación puede generar , y muy a menudo genera, pérdidas de cuota de mercado debido a una percepción negativa de los productos o servicios por parte de los consumidores y, más en general, de la calidad y credibilidad de la empresa.
Crear un logotipo gráficamente es sólo el principio de un largo viaje que serpentea a lo largo de toda la vida de la empresa, marca, producto o servicio. Una vez realizada la parte gráfica, hay que transformarla en la realización física real para poder utilizarla y aplicarla en productos y cualquier medio de comunicación.
Por lo tanto, es importante ocuparse de la realización física del logotipo/marca y garantizar que se mantienen los estándares esperados a lo largo del tiempo.
A veces, ver un logotipo pequeño y bien elaborado en un producto que mantiene su forma y sus colores inalterados a lo largo del tiempo puede transmitir concretamente todos esos principios y asociaciones mentales que refuerzan y alimentan la confianza en una marca y sus productos.
Así que a la pregunta “¿Cuánto vale un logotipo descolorido?”, la respuesta es que depende de cuánto valga la marca que representa, pero sin duda (o al menos en la mayoría de los casos) tener un aspecto que ha sufrido el paso del tiempo, ha sufrido los elementos, o simplemente ha sido mal elaborado, dará lugar a una disminución del valor percibido de la marca para los clientes, con la consiguiente reducción de cuánto están dispuestos a gastar para adquirir los productos/servicios pertinentes.